Si discutimos la crisis ambiental que atravesamos en la actualidad, seguramente lo primero que viene a nuestra mente será el cambio climático o la problemática del agua. Pero poco se habla de la que pudiese ser la mayor de todas, y que incluso contribuye a empeorar las antes mencionada; la crisis de nuestra tierra. Y sí, me refiero a nuestra tierra literalmente, ese espacio negro o de distintas tonalidades de café, que huele delicioso cuando llueve, el que crea vida, el que nos sostiene.

Se habla mucho de que se aproxima una crisis alimentaria, es decir, que en algunos años no seremos capaces de producir la comida necesaria para alimentar a toda la población. Esto se debe sobre todo a la forma en la que tratamos a nuestra tierra.

Para dar contexto a la lectura, es importante conocer dos conceptos claves; monocultivo y permacultura. El monocultivoes un “sistema de producción agrícola que consiste en dedicar toda la tierra disponible al cultivo de una sola especie vegetal.” Y la permacultura es “un tipo de sistema de diseño agrícola, con connotaciones -a su vez- sociales, políticas y económicas” se respetan los ritmos naturales medioambientales, sin forzarlos en ningún momento.

El caos de la tierra comienza desde que se dispone un lugar para plantar. Para cultivar tienes que quitar toda la naturaleza en el espacio. Se talan bosques, páramos y praderas y se reduce enormemente la capacidad de absorción del co2 del espacio. Todo lo que está en el espacio se encuentra ahí porque tiene un propósito en específico.

Además de talar miles de árboles, también se quitan las hierbas del lugar, comúnmente conocidas como “hierba mala”. Sin embargo, estas existen por varias razones; cubren a la tierra del sol, protegen al suelo de fuertes lluvias para que no se deslave la capa superior del suelo, y detienen el suelo seco cuando hay mucho viento.

Cuando se escoge cultivar sólo una especie en un gran espacio, se atenta contra la biodiversidad del suelo, la cual es esencial parala fertilidad. “La fertilidad del suelo se mantiene por los procesos de conversión llevados a cabo por un gran número de organismos: El suelo descompone los desechos de animales y plantas transformándolos en nutrientes y medios de crecimiento; limpiando y filtrando patógenos y toxinas en adición.” Después de un cultivo, cuando la capa superior de la tierra se entierra para traer a la superficie la capa inferior, se están enterrando miles de organismos necesarios para el cultivo. De igual forma, la capa vegetal del suelo se erosiona mucho más rápido de lo que se regenera; hay una pérdida invisible de la riqueza orgánica de la tierra y el ecosistema microbiano que en ella se contiene (habilidad de las bacterias, los hongos y otros microorganismos para reciclar nutrientes, combatir enfermedades, crear una textura apropiada y una composición óptima de la tierra) que protege a las raíces y retiene el agua. La industria remueve materia concentrada y estructurada del sistema más rápido de lo que puede ser reemplazada.

 

Escrito por Julieta Vázquez