Actualmente atravesamos una de las crisis más importantes que te tendrán mayor impacto en nuestro estilo de vida; la crisis de los polinizadores. Es una crisis silenciosa que, a nosotros, personas que vivimos en zonas urbanas, aún no nos afecta en gran medida, pero todos los agricultores y apicultores lo han resentido fuertemente en los últimos años.

¿Qué está sucediendo?

La agricultura insostenible no sólo nos está llevando a la pérdida de nuestras tierras para seguir cultivando en ellas, también está alejando a las especies que la sostienen. El síndrome de colapso de colmena es un término que cada vez se escucha más, pero no ha tomado la importancia suficiente. Este consiste en la desaparición repentina de las abejas en una colmena, acompañado en otros casos de la disminución de su esperanza de vida y que cada vez son más propensas a contraer enfermedades. Básicamente cada vez hay menos abejas donde más las necesitamos.

¿Por qué sucede esto?

Las causas son muchas, pues también lo son las prácticas insostenibles que rodean la agricultura. Primeramente, el uso excesivo de agroquímicos y pesticidas que aumentan la tasa de mortalidad de las abejas, pues son letales a largo o corto plazo para ellas. Por lo que, aunque se introduzcan polinizadores a un cultivo que utiliza estos químicos, es muy poco probable que sobrevivan.

Por otro lado, los monocultivos les quitan a las abejas la oportunidad de complementar su dieta con distintos nutrientes. Una abeja no puede vivir sólo de extraer el néctar y el polen de una sola especie. Es como si nosotros humanos viviéramos de solo comer manzanas o latas de atún toda nuestra vida.

Cualquier tipo de contaminación puede alejar a las abejas (agua, suelo, aire, o auditiva).

Y finalmente, la urbanización ha traído como efecto la pérdida ecosistemas y, sobre todo, flores silvestres. Las abejas como no pueden desplazarse grandes distancias se irán de cualquier espacio donde no obtengan alimento. No necesariamente quiere decir que en las ciudades no haya abejas, puesto que a veces ahí encuentran más alimento que en un monocultivo, el problema es la distancia que deben recorres y que, como se desconoce su importancia, el ser humano no ha aprendido a convivir cerca de panales ni respetar a estas especies (pues hay algunas especies que son solitarias).

¿Por qué las abejas son primordiales para nuestra existencia?

La polinización es el proceso a través del cual el polen es transferido desde el estambre (órgano floral masculino) hasta el estigma (órgano floral femenino). De esta forma, se produce la germinación y fecundación de óvulos de la flor, lo que da lugar a la producción de semillas y frutos. De todos los polinizadores, las abejas están altamente adaptadas a la polinización porque dependen de las flores para alimentar a la colmena y a su vez como un verdadero caso de coevolución numerosas flores están adaptadas a las visitas de las abejas por su aroma, color y diseño. Las abejas son responsables del 60% de la polinización natural.

¿Cuáles son los riesgos de introducir polinizadores domesticados?

Como primer punto, es importante recalcar que al comprar o vender polinizadores, no se respeta la importancia de la naturaleza, puesto que las colmenas sólo se usan para ciertos periodos de tiempo. Por otro lado, un riesgo importante es el de introducir una nueva especie a un lugar al que no pertenece. La primera consecuencia no tan grave, es que pudiese ser ineficiente para cumplir el trabajo de polinizar los cultivos. Pero, la consecuencia más grave es que esta especie puede convertirse en una especie invasora.

¿Cómo sería un mundo sin abejas?

Está casi comprobado que los humanos prácticamente no podríamos vivir sin las abejas, nuestra dieta seduciría a solo unos cuantos alimentos cuyo proceso sería mucho menos intensivo y más lento.

Se habla mucho de que la tecnología puede reemplazar varios de los servicios ambientales que tenemos. Sin embargo, esto puede traer grandes consecuencias. Para empezar, jamás podremos igualar la perfección de la naturaleza y, por otro lado, nos enfrentamos a que sólo un pequeño porcentaje de la población tenga la capacidad de decidir y actuar sobre estas tecnologías. Nada garantiza que sean para todos o que su uso vaya a hacerse de forma responsable.

No podemos pensar que la tecnología resolverá nuestros problemas. Volver a las prácticas sostenibles tendrá menos consecuencias perjudiciales que el dejar a manos del ser humano actividades que no le corresponden.

¿Hay soluciones?

Sí, hacer todos los procesos de la forma en la que la naturaleza los haría. La naturaleza actúa de forma perfecta tal cual y como es. La forma en la que cultivemos debe de ser lo más parecida esta.

A nosotros nos corresponde informar a quienes nos rodea, exigir prácticas más sostenibles con resultados y apoyar a organizaciones que atiendan la problemática de forma sostenible e integral.

 

 

Escrito por Michelle Servin.