Después de años explicando conceptos ESG a ejecutivos, la semana pasada intenté explicarle sustentabilidad a mi gato. Para mi sorpresa, resultó ser una audiencia mucho más astuta y con mejores preguntas que muchas personas.
Mi gatita, Princesa, me escuchó con esa expresión típicamente felina de «este humano está diciendo algo importante pero probablemente tonto.» Después de 20 minutos de mi mejor presentación sobre economía circular, se levantó, se lamió una pata, y se fue. Pero no antes de enseñarme algunas lecciones valiosas sobre comunicación de sustentabilidad.
Lección 1: Los gatos entienden intuitivamente el concepto de «cero desperdicio»
Cuando le expliqué a Princesa el concepto de economía circular, me miró como diciendo «¿en serio? ¿Me estás explicando algo que llevo haciendo toda mi vida?»
Los gatos son maestros de la eficiencia de recursos. No desperdician energía en movimientos innecesarios, duermen 16 horas al día para conservar energía, y utilizan cada centímetro de una caja de cartón para múltiples propósitos: casa, rascador, juguete, y fortaleza.
Mi gatita usa su caja de arena con una precisión que haría llorar de envidia a cualquier ingeniero de procesos. Sin excesos, sin desperdicios, máxima eficiencia. Mientras tanto, las empresas mexicanas siguen imprimiendo reportes de sustentabilidad de 200 páginas que nadie lee.
La lección para ejecutivos: Si mi gatita puede implementar cero desperdicio en su rutina diaria, tu empresa puede empezar por no imprimir correos electrónicos.
Lección 2: La importancia de la cadena de suministro (alimentaria)
Princesa tiene muy claro de dónde viene su comida, cuándo llegará, y qué calidad espera. No acepta sustitutos baratos y es inflexible en sus estándares de calidad. Si el alimento no cumple sus especificaciones, simplemente lo rechaza y me mira con desprecio hasta que traigo algo adecuado.
Esto me hizo reflexionar: ¿cuántas empresas conocen su cadena de suministro con la misma precisión que mi gatita conoce la suya? Princesa sabe exactamente quién le trae la comida (yo), a qué hora (7:00 AM y 6:00 PM, ni un minuto de retraso), y qué estándares debe cumplir (sin aditivos raros, textura específica, temperatura ambiente).
Mientras tanto, tengo clientes que no saben si sus proveedores de segundo nivel cumplen estándares laborales básicos.
La lección para ejecutivos: Si tu gatito o gatita tiene más trazabilidad en su cadena de suministro que tu empresa, hay un problema.
Lección 3: Los gatos entienden la importancia de los stakeholders
Durante mi presentación sobre teoría de stakeholders, Princesa me interrumpió para recordarme que ella es la stakeholder más importante de esta casa y que todas las decisiones deben considerar su bienestar.
Tiene razón. Los gatos son expertos en mapeo de stakeholders. Princesa identifica claramente quién en la familia le da comida (stakeholder crítico), quién le da caricias (stakeholder importante), quién limpia su caja de arena (stakeholder operativo), y quién hace ruido durante sus siestas (stakeholder problemático).
Su estrategia de engagement es impecable: ronronea estratégicamente para la persona que controla la comida, ignora diplomáticamente a quien no le aporta valor, y usa tácticas de presión (maullar a las 5:00 AM) cuando los stakeholders no cumplen sus expectativas.
La lección para ejecutivos: Tu gata tiene mejor estrategia de stakeholder engagement que tu último reporte de sustentabilidad.
Lección 4: La transparencia real versus la transparencia performativa
Los gatos son brutalmente honestos. Cuando Princesa está feliz, ronronea. Cuando está molesta, lo demuestra. No hay reportes de 120 páginas con fotografías bonitas para explicar su estado de ánimo – su comunicación es directa, auténtica, y en tiempo real.
Esto contrasta dramáticamente con la comunicación ESG corporativa típica, donde todo siempre está «avanzando exitosamente hacia metas ambiciosas» y nunca pasa nada malo.
Si mi gatita hiciera reportes de sustentabilidad, serían de una página: «Este mes dormí eficientemente, cacé una cucaracha (control de plagas orgánico), y mantuve la casa libre de perros invasores. Objetivo: seguir siendo perfecta. Meta: más comida de calidad.»
La lección para ejecutivos: Si tu reporte de sustentabilidad tiene más palabras que acciones concretas, aprende de la comunicación felina.
Lección 5: Los gatos implementan gobernanza efectiva
Princesa gobierna esta casa con más eficiencia que muchos consejos de administración que conozco. Sus decisiones son rápidas, consistentes, y siempre alineadas con sus objetivos estratégicos (dormir, comer, ser adorada).
No necesita juntas interminables para decidir si va a dormir en el sofá o en la cama. Evalúa opciones rápidamente(confort, temperatura, distancia a fuentes de calor humano), toma decisiones informadas, y ejecuta inmediatamente.
Su sistema de rendición de cuentas es impecable: si no cumples con tus responsabilidades (comida a tiempo, caja limpia, caricias bajo demanda), las consecuencias son inmediatas y proporcionales – desde miradas de reproche hasta el famoso «vómito estratégico en tu alfombra favorita.»
La lección para ejecutivos: Tu gatita o gatito toma mejores decisiones de gobernanza en 30 segundos que tu consejo en 3 horas de junta.
Lección 6: Los gatos entienden la importancia de la medición de impacto
Princesa mide meticulosamente el impacto de todas sus acciones. Cada ronroneo es una inversión calculada para obtener resultados específicos. Cada salto estratégico a mi regazo durante videollamadas de trabajo es una intervención medida para maximizar mi atención.
Su sistema de KPIs es cristalino:
- Tiempo de respuesta humana a maullidos: meta 15 segundos máximo
- Calidad de caricias recibidas: mínimo 10 minutos de dedicación completa
- Efectividad de territorio defendido: cero perros invasores detectados
- Eficiencia energética: 16 horas de sueño reparador diario
Cuando algo no funciona, ajusta inmediatamente su estrategia. Si maullar desde el piso no genera resultados, escala al escritorio. Si eso falla, implementa la táctica nuclear: sentarse directamente sobre mi teclado durante reuniones importantes.
La lección para ejecutivos: Tu gatita mide el ROI de sus acciones mejor que tu departamento de sustentabilidad.
Lección 7: Princesa practica la economía colaborativa sin saberlo
Mi gatita es una maestra del sharing economy. Comparte estratégicamente recursos cuando le conviene: mi cama se convierte en su cama, mi silla de trabajo es su oficina ejecutiva, y mi regazo es su espacio de networking.
Pero también entiende perfectamente los límites de la colaboración. No comparte su comida, su caja de arena, o sus juguetes favoritos. Tiene muy clara la diferencia entre recursos compartibles y activos core que requieren control exclusivo.
Esta distinción es algo que muchas empresas no logran hacer en sus estrategias de sostenibilidad colaborativa. Intentan compartir todo o no compartir nada, sin entender qué recursos realmente pueden ser compartidos sin comprometer ventajas competitivas.
La lección para ejecutivos: Los gastos entienden muchas veces mejor lo que tu empresa compartir y qué debe permanecer exclusivo.
Lección 8: La importancia de la adaptabilidad climática
Princesa es una experta en adaptación al cambio climático doméstico. Cuando llega el invierno, modifica completamente su comportamiento: migra de pisos fríos a superficies cálidas, aumenta su consumo calórico, y desarrolla técnicas avanzadas de conservación de calor corporal (como el famoso «rollo de gato»).
En verano, implementa estrategias de refrigeración: busca sombras, reduce actividad física durante las horas más calurosas, y encuentra los puntos más frescos de la casa. Su plan de adaptación climática es específico, medible, y se ejecuta sin necesidad de comités especiales.
Mientras tanto, tengo clientes que llevan dos años «desarrollando una estrategia de adaptación al cambio climático» sin implementar una sola medida concreta.
La lección para ejecutivos: Tu gatito se adapta al cambio climático más rápido que tu empresa se adapta al cambio de regulaciones.
Lección 9: Los gatos comprenden intuitivamente la gestión de riesgos
Princesa tiene un sistema de gestión de riesgos que haría envidiar a cualquier chief risk officer. Identifica, evalúa, y mitiga riesgos constantemente: antes de saltar, calcula distancias y superficies de aterrizaje; antes de explorar territorios nuevos, evalúa rutas de escape; antes de confiar en humanos desconocidos, analiza señales de comportamiento.
Su matriz de riesgos está constantemente actualizada:
- Aspiradora: riesgo alto, mitigación = esconderse bajo la cama
- Lluvia: riesgo medio, mitigación = refugio interior inmediato
- Perros del vecino: riesgo bajo si están del otro lado de la cerca, monitoreo continuo
- Humanos con comida: oportunidad alta, approach estratégico requerido
No organiza workshops de gestión de riesgos – simplemente los gestiona en tiempo real.
La lección para ejecutivos: Tu gatita identifica y mitiga riesgos más efectivamente que tu último assessment de riesgos ESG.
Lección 10: La comunicación de crisis felina
Cuando algo va mal en el mundo de Princesa, su comunicación de crisis es ejemplar: inmediata, específica, y orientada a soluciones. No envía comunicados vagos sobre «estar monitoreando la situación» – maullea con urgencia proporcional al problema hasta que alguien lo resuelve.
Su protocolo de crisis es claro:
- Problema menor (comida 10 minutos tarde): maullido educado de recordatorio
- Problema moderado (caja de arena sucia): maullidos insistentes + seguimiento al humano responsable
- Crisis mayor (se acabó la comida): maullidos de emergencia + activación de todos los stakeholders disponibles
No contrata agencias de PR para explicar por qué la crisis no es realmente una crisis. Va directo al punto y exige acción.
La lección para ejecutivos: Tu gatita maneja crisis de comunicación mejor que tu departamento de comunicación corporativa.
Lo que aprendí después de la presentación
Después de mi fallida presentación ESG a Princesa, me quedé reflexionando sobre por qué la comunicación había sido tan efectiva (para mí) y tan irrelevante (para ella).
La realidad es que Princesa ya practica sustentabilidad avanzada sin necesidad de frameworks complicados, reportes extensos, o consultores especializados. Simplemente vive de manera eficiente, responsable, y estratégica porque es la forma natural de maximizar su bienestar.
Esto me hizo preguntarme: ¿Qué pasaría si las empresas adoptaran la mentalidad felina hacia la sustentabilidad?
- Decisiones rápidas basadas en información clara
- Medición constante de resultados
- Adaptación inmediata cuando algo no funciona
- Comunicación directa sin eufemismos
- Enfoque en eficiencia real, no performativa
El manual de sustentabilidad según Princesa
Si Princesa escribiera un manual de sustentabilidad corporativa, tendría exactamente cinco páginas:
Página 1: No desperdicies energía en cosas que no importan. Si no contribuye a tus objetivos principales (comer, dormir, ser adorada), no lo hagas.
Página 2: Mide todo lo que importa, ignora lo que no. Si no puedes explicar por qué mides algo en una frase simple, deja de medirlo.
Página 3: Comunica problemas inmediatamente y con especificidad. «Hay un problema con la comida» es más útil que «estamos evaluando oportunidades de mejora en nuestros procesos nutricionales.»
Página 4: Adapta estrategias basándote en resultados reales, no en lo que piensas que debería funcionar. Si maullar desde el piso no funciona, prueba desde el escritorio.
Página 5: Mantén estándares altos y no los comprometas por conveniencia. Si la comida no está fresca, no la comas solo porque alguien dice que «está bien.»
Conclusión: Tal vez deberíamos escuchar más a nuestros gatos
Después de años explicando sustentabilidad a ejecutivos con resultados mixtos, intentar explicársela a Princesa me enseñó algo fundamental: los mejores enfoques de sustentabilidad no son complicados, son intuitivos.
Los gatos no necesitan frameworks de 47 páginas para implementar economía circular – simplemente no desperdician recursos porque desperdiciar recursos es ineficiente. No necesitan comités de stakeholder engagement – identifican intuitivamente quién importa y cómo relacionarse con cada uno. No necesitan consultores de comunicación de crisis – comunican problemas directamente hasta que alguien los resuelve.
Quizás el problema no es que la sustentabilidad sea complicada, sino que la hemos complicado innecesariamente.
La próxima vez que tengas que explicar una estrategia ESG, pregúntate: ¿Princesa entendería esto? Si la respuesta es no, probablemente estás complicando algo que debería ser simple.
Y si realmente quieres impresionar a tu gatito o gatita con tus conocimientos de sustentabilidad, no le hagas una presentación. Simplemente implementa sus técnicas en tu empresa y después cuéntale los resultados mientras le das caricias. Los gatos aprecian más los resultados que las presentaciones.
Nota final: Princesa revisó este artículo y lo aprobó con un ronroneo y un headbutt. Considera esto como un primer peer review felino en la historia de la literatura ESG.
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Dr Roberto Carvallo Escobar
Director de Terraética