Por otro lado, el uso de herbicidas, pesticidas y fertilizantes traen nuevos problemas que atentan contra la vida del suelo. La dependencia química de los monocultivos requiere enormes cantidades de fertilizantes para compensar los servicios gratuitos tanto del ecosistema como de la biota del suelo. Un suelo sano puede proveer una asimilación 10 veces mejor de nutrientes, permitiendo las mismas o mejores cosechas con un décimo de la aplicación de nutrientes solubles. “Al interrumpir la competencia entre especies y matar a los depredadores naturales, los pesticidas transforman a especies de insectos inofensivos en terribles plagas.”

Creamos más enfermedades, y por lo tanto elaboramos más pesticidas y nos hacemos dependientes. En vez de revisar la causa real, la cual perfectamente se puede atender de forma natural. Las poblaciones que son genéticamente diversas (lo cual no se encuentra en un monocultivo) en ecosistemas sanos tienen millones de años de experiencia en lidiar con sorpresas ambientales.

Estos químicos abonan enormemente a la problemática de la contaminación. “La gran mayoría de los químicos aplicados como fertilizantes al no tener un suelo sano que los retenga y asimile; se desperdician, escurriendo por el terreno para llegar a otros predios o a cuerpos de agua; convirtiendo a la agricultura es el contaminante más grande, difuso y anónimo del agua siendo la agricultura industrial una verdadera amenaza para la salud de los cuerpos de agua y los mares.”

El lago eutrofitzado Dianchi, en China. El estado del agua la hacía inservible para el consumo y el uso agrícola e industrial / Greenpeace China.

Y se necesitan 2 kilos de gas natural para hacer 1 kilo de fertilizante nitrogenado.

 

Escrito por Michelle Servin.