Soy consultor en sostenibilidad desde hace más de 10 años. He trabajado con grandes corporativos, fundaciones internacionales, gobiernos… pero quiero contarte algo que he aprendido con el tiempo: las empresas pequeñas y medianas —las Pymes— son donde la sostenibilidad realmente puede transformar una organización desde su raíz. Y no lo digo solo porque esté de moda hablar de ESG (Environmental, Social and Governance), sino porque he visto de cerca cómo incorporar estos criterios ha hecho más sólidas, humanas y rentables a decenas de Pymes con las que he trabajado en México.
Quiero compartir contigo, de forma sencilla y directa, qué son los criterios ESG, por qué aplican para ti, aunque no tengas más de 50 trabajadores, y cuáles son las ventajas reales —las que se sienten, no las que suenan bonito en una presentación— que puedes obtener si los integras de manera inteligente a tu negocio.
¿Qué son los criterios ESG y por qué te deberían importar?
Cuando hablamos de ESG, nos referimos a tres grandes dimensiones de desempeño de una empresa:
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E (Environmental): cómo la empresa impacta al medio ambiente —uso de recursos, emisiones, residuos, energía, agua, etc.
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S (Social): cómo se relaciona con sus trabajadores, proveedores, comunidad y clientes —salarios, diversidad, condiciones laborales, derechos humanos, etc.
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G (Governance): cómo se toman decisiones en la empresa —transparencia, rendición de cuentas, ética, procesos internos.
Es decir, ESG no es solo reciclar o donar a una causa, es entender cómo tu empresa se posiciona como un actor responsable frente al entorno en el que opera. En palabras simples: ¿haces negocio sin afectar a los demás? ¿Tu negocio deja algo positivo a su paso? ¿Estás preparado para sostenerte a largo plazo?
¿Y esto cómo le sirve a una Pyme en México?
Ahí es donde se pone interesante. Muchas veces, cuando menciono «sostenibilidad», mis clientes pequeños me dicen:
«Eso es para las grandes empresas, yo apenas estoy sacando los gastos».
Y sí, entiendo perfectamente. Pero también he visto cómo muchas Pymes pierden oportunidades por no tener sus procesos claros, su información organizada o su estrategia definida más allá del día a día. Y es justo ahí donde entra el enfoque ESG. Porque te obliga a mirar tu empresa con lupa, desde dentro, pero con proyección al futuro.
Déjame contarte algunas ventajas reales:
1. Mejor acceso a financiamiento
Varias de las Pymes con las que trabajo han podido acceder a créditos más favorables simplemente porque demostraron que tienen prácticas responsables: pagan en tiempo a proveedores, tratan bien a sus colaboradores, tienen bajo consumo energético o al menos miden su huella.
Hoy, bancos como BBVA, HSBC o Banorte ya tienen líneas de crédito verde o préstamos con tasas preferenciales para empresas que implementan acciones ambientales o sociales. Y si eres proveedor de una empresa grande, muchas veces te piden cumplir ciertos estándares para que te consideren.
Integrar ESG es abrir la puerta a un mundo de financiamiento que premia las buenas prácticas.
2. Mayor fidelidad del cliente (sí, aunque vendas tornillos o mole artesanal)
Una empresa de conservas en Puebla, con la que trabajé, empezó a usar frascos reciclados, integrar a mujeres en situación vulnerable en su cadena de producción, y compartir historias de impacto en sus redes sociales. ¿El resultado? En menos de un año duplicaron su base de clientes.
No es casualidad. El consumidor de hoy quiere saber que su dinero tiene sentido. Que no está comprando solo un producto, sino apoyando una forma de hacer las cosas que no destruye el entorno.
Y esto aplica para cualquier sector. Desde textiles hasta logística. Desde comida hasta servicios legales. ESG es una manera de comunicar valor, no solo producir.
3. Más orden interno y mejores decisiones
Integrar criterios ESG te obliga a hacer preguntas que muchas veces ni siquiera habías considerado:
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¿Cómo están mis trabajadores?
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¿Qué pasa si mañana escasea el agua o sube la energía?
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¿Qué tan transparente soy con mis socios o proveedores?
El solo hecho de poner estos temas sobre la mesa fortalece la cultura interna y ayuda a evitar errores costosos. He visto empresas pequeñas que empezaron midiendo su consumo energético y, al darse cuenta del desperdicio, cambiaron iluminación, ajustaron maquinaria y ahorraron miles de pesos al mes. Otras que, al analizar sus relaciones laborales, descubrieron focos rojos que podían convertirse en conflictos laborales más adelante.
ESG es un ejercicio de prevención y eficiencia.
4. Atracción y retención de talento
En México, atraer y mantener talento en una Pyme no es tarea fácil. Competimos contra grandes empresas que ofrecen más prestaciones y sueldos. Pero hay algo que puede darte ventaja: ser una empresa con propósito.
Muchos jóvenes —y no tan jóvenes— están buscando trabajar en lugares donde se sientan parte de algo más grande. Donde se les trate con respeto, se les escuche, y sepan que su esfuerzo tiene impacto.
Las empresas que han integrado políticas de bienestar, inclusión, flexibilidad y participación han logrado reducir rotación y mejorar su clima laboral. Un caso reciente: una empresa de carpintería en Jalisco, al ofrecer horarios más humanos y seguro para familias, logró que su equipo se estabilizara y subiera la productividad en un 25% en menos de seis meses.
5. Cumplimiento normativo y reputación
Con el tiempo, la regulación en México y el mundo será más estricta con temas de medio ambiente, seguridad, derechos laborales, transparencia fiscal. Adelantarse no solo te ahorra multas o sanciones, te prepara para mantenerte en el juego a largo plazo.
Además, tener prácticas responsables protege tu reputación. En tiempos donde cualquier error se puede hacer viral, tener una cultura ESG te da un escudo y una brújula para actuar correctamente.
6. Innovación y nuevos modelos de negocio
Cuando una empresa empieza a pensar en su impacto, también empieza a imaginar nuevas formas de hacer negocio. He visto Pymes que, al analizar sus residuos, crearon líneas de productos nuevos. Otras que, al mapear sus proveedores, encontraron alianzas estratégicas con comunidades rurales.
ESG activa la creatividad. Porque obliga a salir de la rutina, pensar en el contexto y abrir los ojos a oportunidades que antes estaban ocultas.
Entonces… ¿por dónde empezar?
No necesitas contratar un equipo completo ni certificarte mañana mismo. Te comparto algunos primeros pasos concretos que han funcionado con las Pymes que asesoro:
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Haz un autodiagnóstico ESG: Pregúntate honestamente cómo estás en temas ambientales, sociales y de gobernanza. Hay herramientas gratuitas en línea que te pueden orientar.
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Selecciona dos o tres temas prioritarios: No trates de hacer todo al mismo tiempo. Tal vez empieces con energía y agua. O con condiciones laborales. Lo importante es que lo hagas bien.
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Diseña una política sencilla: Una hoja donde expliques qué prácticas responsables vas a seguir. Esto da claridad y muestra compromiso.
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Involucra a tu equipo: Una empresa más sostenible se construye entre todos. Escucha a tu gente, suma ideas, reparte responsabilidades.
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Comparte lo que haces: No por ego, sino para que tus clientes, proveedores y aliados vean que estás en camino. Esto genera confianza y muchas veces abre puertas.
No es un lujo, es una estrategia
Yo no creo en imponer la sostenibilidad. No creo en decirle a las empresas que están mal. Lo que creo, profundamente, es que el futuro va a premiar a quienes sean capaces de combinar rentabilidad con responsabilidad.
Y no hay empresa demasiado pequeña para eso. Lo que se necesita es voluntad, apertura y una guía que te acompañe. Muchas veces, eso es lo que hago: no transformar, sino hacer visible lo que ya se está haciendo bien y ayudar a escalarlo.
Si estás leyendo esto y tienes una Pyme, solo quiero decirte esto:
Integrar ESG no es para las empresas grandes. Es para las empresas inteligentes.
Y tú puedes ser una de ellas.
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Dr Roberto Carvallo Escobar
Director de Terraética
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